Sirviéndonos Unos a Otros en el Cuerpo de Cristo

Sirviéndonos Unos a Otros – Romanos 12

Sirviéndonos Unos a Otros en el Cuerpo de Cristo

El capítulo doce de Romanos es un llamado poderoso a una vida espiritual práctica—un llamado que nos mueve de la teología a la acción, de la doctrina al deber. Pablo comienza el capítulo exhortando a los creyentes a presentar sus cuerpos como sacrificios vivos a Dios, una respuesta razonable a Su misericordia. Pero rápidamente, esta dedicación personal se convierte en servicio mutuo dentro de la iglesia.

El Contexto: El Sacrificio Conduce al Servicio

Romanos 12:1–2 marca el tono: “Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios… No os conforméis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente.”

Pablo no está promoviendo un voluntariado superficial. Está llamando a una transformación total—una vida entregada por completo. Esta vida transformada no es abstracta; se manifiesta en la comunidad, en la iglesia local, en cómo amamos, servimos y respondemos unos a otros.

Muchos Miembros, Un Solo Cuerpo

Los versículos 3–5 establecen el marco: la iglesia es un solo cuerpo con muchos miembros, y cada uno tiene una función. “Pues así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, que somos muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, e individualmente miembros los unos de los otros” (Rom. 12:4–5).

Esto significa que ningún cristiano es autosuficiente. Somos miembros los unos de los otros. Si un miembro sufre, todos sufren. Si uno es honrado, todos se regocijan (cf. 1 Cor. 12:26). Esta interdependencia radical exige un servicio basado en la humildad, el amor y la acción.

Usar Nuestros Dones para Servir

Pablo continúa con una lista de dones espirituales en Romanos 12:6–8: profecía, servicio, enseñanza, exhortación, generosidad, liderazgo y misericordia. Nos exhorta a usarlos conforme a la gracia que se nos ha dado.

  • Si sirves, hazlo con esmero.
  • Si enseñas, hazlo con claridad y convicción.
  • Si das, hazlo con generosidad.
  • Si lideras, hazlo con diligencia.
  • Si muestras misericordia, hazlo con alegría.

Sea cual sea tu don, el mandato es claro: úsalo. Sentarte sobre tus dones o esperar “el momento ideal” no es una opción. La iglesia sufre cuando sus miembros están pasivos.

Que el Amor Sea Sin Hipocresía

Romanos 12:9–13 cambia el enfoque del don al corazón. “El amor sea sin hipocresía. Aborreced lo malo, adheríos a lo bueno.”

El servicio verdadero fluye del amor genuino. Pablo no permite que finjamos bondad ni que sirvamos buscando reconocimiento. Él manda afecto fraternal sincero: “Sed afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra, daos preferencia unos a otros.”

Esto contradice a la cultura. El mundo nos dice que luchemos por estatus, defendamos nuestros derechos y protejamos nuestro tiempo. El Espíritu nos llama a preferir a los demás, honrarlos y suplir sus necesidades sin buscar gloria.

Pablo continúa: “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación, constantes en la oración, contribuyendo para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad.”

Esto no es simplemente “participar” en la iglesia—es una devoción total. La palabra fervientes implica “arder.” Debemos servir con intensidad espiritual, no con indiferencia tibia.

Sirviendo a la Iglesia en Medio de las Pruebas

No es casualidad que Pablo relacione servir al Señor con “perseverar en la tribulación.” El servicio no se detiene cuando la vida se vuelve difícil. De hecho, es cuando más se necesita a los siervos. Cuando un hermano o hermana está desanimado, afligido, enfermo o abrumado, la acción amorosa de otro creyente se convierte en un recordatorio poderoso del amor de Cristo.

La hospitalidad es un ejemplo práctico. Los primeros cristianos abrían sus hogares a creyentes viajeros, a los pobres y a los perseguidos. Hoy, la hospitalidad puede ser una comida, una visita, un viaje al culto, o simplemente estar disponible.

Soportando a los Débiles

Más adelante en Romanos (15:1), Pablo escribe: “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos.” Servir a la iglesia implica levantar al que tropieza. Significa cargar con las cargas, no señalar con el dedo.

Servir a los demás requiere paciencia, comprensión y negación personal. Muchas veces, significa sacrificar comodidad o tiempo para bendecir a otro. Eso no es debilidad—es parecerse a Cristo.

El Ejemplo de Cristo

Jesús no vino para ser servido, sino para servir (Mat. 20:28). Lavó pies. Alimentó multitudes. Lloró con amigos que sufrían. Y dio Su vida. Este es nuestro modelo.

Romanos 12 termina con mandamientos sobre la paz, bendecir a los enemigos y vencer el mal con el bien. Todas estas son formas de servicio espiritual. Cuando bendecimos a los que nos maldicen, cuando perdonamos en vez de vengarnos, mostramos el poder de la gracia.

Llamado a la Acción

Romanos 12 no es solo un texto para admirar. Es un plano para vivir como cristianos en comunidad. Nos muestra que el servicio no es opcional—es esencial.

  • ¿Estás usando tu don en el cuerpo de Cristo?
  • ¿Estás amando sinceramente y honrando a los demás?
  • ¿Estás ferviente en espíritu, sirviendo al Señor?

Esta semana, busca una forma específica de servir. Llama a alguien que esté sufriendo. Ofrece tu ayuda en alguna tarea. Anima a un hermano cansado. Y hazlo no por reconocimiento, sino por amor a Cristo y a Su iglesia.

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.” – Efesios 2:10
© 2025 Iglesia de Cristo | Reflexión completa en Romanos 12

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Scroll to Top