Objetivos de la Lección

1. Examinar el ejemplo de Pablo para entender cómo el carácter cristiano se ve y se vive.
2. Aprender a priorizar tanto el fundamento bíblico como la autenticidad relacional en la conducta cristiana.
3. Destacar la amabilidad y la relevancia práctica como sellos del cristiano maduro.
4. Evaluar tu propia vida para buscar crecimiento en estas cuatro áreas del discipulado.

Introducción

¿Qué viene a la mente cuando escuchas la palabra “cristiano”? ¿Asistencia a la iglesia, una lista de prohibiciones, un tipo especial de lenguaje, o algo mucho más profundo y transformador?

La Biblia no es solo un “libro de reglas”. Traza un rumbo para una vida genuina: un mapa hacia el significado, la integridad y el gozo. La vida y enseñanza de Pablo nos mueven más allá de la religión superficial hacia la transformación diaria. Muchos definen el cristianismo solo por lo que *evita*. Dios lo define por lo que *abrazas*. Veamos, en la vida de Pablo, cómo es el verdadero cristianismo.

I. Ser Bíblico

“Porque nuestra exhortación no procede de error ni de impureza ni es con engaño…” (1 Tesalonicenses 2:1-4)

El fundamento del cristiano es siempre la Palabra, no la opinión ni las demandas populares. Cuando Pablo y Silas fueron golpeados y encarcelados (Hechos 16:22-24), aun así hablaron la verdad de Dios con denuedo. La iglesia primitiva oraba por denuedo frente a la resistencia (Hechos 4:29).

“Así como hemos sido aprobados por Dios para que se nos confiara el evangelio, así hablamos, no como para agradar a los hombres, sino a Dios…” (1 Tesalonicenses 2:4)

II. Ser Auténtico

“Porque nunca usamos de palabras lisonjeras… ni pretexto para la avaricia… ni buscamos gloria de los hombres…” (1 Tesalonicenses 2:5-6)

Los cristianos rechazan la manipulación y las agendas ocultas. La piedad nunca debe ser un medio de ganancia personal (1 Timoteo 6:5). La autenticidad de Pablo brilló en el sufrimiento y el servicio; no usaba una máscara. La gente se siente atraída por la honestidad; no hay nada más poderoso que una vida vivida genuinamente para Cristo.

III. Ser Lleno de Gracia

“Más bien demostramos ser benignos entre ustedes, como una madre que cría con ternura a sus propios hijos…” (1 Tesalonicenses 2:7-11)

Pablo usó un lenguaje familiar: benignos, criar con ternura, afecto, queridos, madre, padre. Aunque era audaz, nunca fue grosero, “hablando la verdad en amor” (Efesios 4:15). Hay una diferencia entre tener la *razón* y ser *justo*. La gracia modera la fuerza para que pueda sanar y edificar.

IV. Ser Relevante

“para que anduvieran como es digno del Dios que los llama…” (1 Tesalonicenses 2:12)

Pablo predicaba para que las vidas cambiaran, no solo para que se adquiriera conocimiento. La predicación que no se conecta con la vida real no cumple su propósito. Pregúntate: “¿Cómo cambia esto mi lunes?”. El cristianismo es la vida real, moldeada por la verdad real.

Conclusión

La vida de Pablo es un desafío y una invitación para cada cristiano: ser más bíblico, auténtico, lleno de gracia y relevante. Que tu cristianismo se vea no solo en lo que evitas, sino en lo que buscas y en cómo sirves. ¿Qué área necesita crecer más en tu vida? Invita al Espíritu y a la Palabra a transformarte desde adentro hacia afuera.